Escrito con la sangre de los personajes
En Styria no existen las buenas intenciones ni espada que se mantenga leal a ellas. Monza Murcatto es la capitán general de las Mil Espadas, cuando acude a notificar al duque Orso el último triunfo de sus tropas mercenarias es traicionada y dada por muerta. Así da comienzo una sangrienta venganza a través de una tierra que no conoce la paz.
Mataré a todos y cada uno de los que aparezcan en este libro
Me resultaría francamente difícil encontrar una novela en la más personajes fueran asesinados para deleite del autor (sí, del autor), sean principales, secundarios, figurantes o simples signos de puntuación. La sed de sangre de estas páginas parece imposible de calmar. Y son muchas sus facetas.
La Italia renacentista parece la inspiración del autor, con sus ciudades estado guerreando en cuanto tienen una oportunidad para imponerse sobre las demás, aliándose contra el más fuerte o abandonando a sus aliados cuando les conviene. La inseguridad política y militar es algo que aparece muy bien reflejado en la novela.
Las descripciones, aunque algo agobiantes de cara a las últimas páginas, son soberbias, especialmente en lo que se refiere al combate y las luchas encarnizadas (una vez más, la sangre es protagonista). Quizá a algunas de las ciudades les falte trasfondo pero las acciones de los personajes están muy bien relatadas. Muy bien.
Hay giros argumentales en esta historia, como debe ser, pero los preparativos son tan poco sutiles que arruinan por completo la sorpresa del lector. El autor va anticipando los planes de los personajes con detalle.
Así como Monza, el personaje principal, no termina de estar completamente definida en cuanto a lo que es (aunque sí cuáles son sus motivaciones) los personajes secundarios tienen una gran fuerza en especial Friendly, un insensible sociópata obsesionado con los números, y Nicomo Cosca, la viva y más perfecta definición del oficio de mercenario. No me resulta ningún problema decir que los secundarios están mejor construidos que el principal. Algo que no desmerece, estamos hablando de unos cuatro o cinco.
Una larga historia sobre la futilidad de la venganza y repleto de asesinatos, con la traición a cada cambio de página y todo el mundo con unas incontenibles ganas de dejar un reguero de cadáveres.
Las descripciones, aunque algo agobiantes de cara a las últimas páginas, son soberbias, especialmente en lo que se refiere al combate y las luchas encarnizadas (una vez más, la sangre es protagonista). Quizá a algunas de las ciudades les falte trasfondo pero las acciones de los personajes están muy bien relatadas. Muy bien.
Hay giros argumentales en esta historia, como debe ser, pero los preparativos son tan poco sutiles que arruinan por completo la sorpresa del lector. El autor va anticipando los planes de los personajes con detalle.
Así como Monza, el personaje principal, no termina de estar completamente definida en cuanto a lo que es (aunque sí cuáles son sus motivaciones) los personajes secundarios tienen una gran fuerza en especial Friendly, un insensible sociópata obsesionado con los números, y Nicomo Cosca, la viva y más perfecta definición del oficio de mercenario. No me resulta ningún problema decir que los secundarios están mejor construidos que el principal. Algo que no desmerece, estamos hablando de unos cuatro o cinco.
Una larga historia sobre la futilidad de la venganza y repleto de asesinatos, con la traición a cada cambio de página y todo el mundo con unas incontenibles ganas de dejar un reguero de cadáveres.
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