Siempre hay otro secreto
He de decirlo: Nacidos de la bruma es tan bueno como me habían asegurado. Al menos, esta primera parte me ha resultado increíblemente satisfactoria. Su trama, sus personajes, su magia y, por encima de todo, su ambientación hacen de esta novela de ágil un lenguaje tanto un indispensable de la lectura como algo que recordarás con satisfacción. Se merece las alabanzas que recibe.
Llovía ceniza, y la opresión se ciernía sobre los skaa
La ambientación en la que Imperio final nos introduce es la de una sociedad estratificada ya no en nobles y siervos, sino en nobles y esclavos (skaa). Un sistema más inamovible que una puerta oxidada en la que el más mínimo intento de existencia de una clase media (los mestizos) es inmediatamente exterminada por los inquisidores del Lord Legislador. Y si ser un skaa ya es lo bastante malo ahora, para colmo resulta que llueve ceniza del cielo; el sol es rojo; las plantas, marrones; y por las noches todo queda envuelto en una bruma mística en la que hay monstruos o, peor aún, nacidos de la bruma, nobles con poderes jugando a las conspiraciones palaciegas. Y asesinando.
Lo que se nos presenta es un mundo oscuro y opresivo. Carece de la crueldad propia de la fantasía oscura (o grimdark) pero aún así resulta lo bastante agobiante y envolvente para que sientas la incapacidad de los skaa para sentirse seguros ni un solo momento.
Ocean's Eleven
Los personajes de esta novela pertenecen al mundo del hampa. Son criminales que han logrado situarse por encima de la mayoría de los skaa gracias a su determinación por estafar y robar a los nobles, jugando un peligroso juego a medio camino entre la rebeldía y el egoísmo. Kellsier, el jefe de la banda posee los poderes mágicos de la nobleza gracias a su condición de bastardo mestizo. Ahora, ha convencido a su banda para dar un golpe definitivo, robar el tesoro del Lord Legislador y provocar con ello una crisis económica que derrumbe el milenario Imperio Final.
Siempre hay otro secreto
El argumento de la novela es la planificación y ejecución de un robo astronómico; y es a través del reclutamiento de la banda como Sanderson nos va mostrando su worldbuliding. Las páginas de Imperio final no están escritas para contarnos cómo es el mundo, sino que lo vamos descubriendo junto a sus personajes. Vin, una muchacha frágil con gran habilidad para parecerlo aún más va descubriendo sus capacidades mágicas de la mano de su maestro Kellsier, el único que ha sobrevivido a la más terrible de las prisiones del Lord Legislador: los Pozos de Hathsin. Ella, a su vez, va descubriendo por su cuenta los secretos del Imperio Final, revelándoselo a su maestro y a los demás miembros de la banda.
Es aquí donde el lector se dará cuenta de que Sanderson escribe muchas palabras, sin cesar, pero siempre hay algo oculto entre líneas que solo puede ser obra de la planificación meticulosa. Siempre hay otro secreto es una de las citas de Kellsier; pero resume a la perfección lo que el lector se encontrará en esta novela.
Alomancia, la magia de las leyes físicas (y sociales)
Muchos lectores alaban el sistema de magia de Nacidos de la bruma. Su realismo y lógica, siempre atendiendo a los límites de lo sobrenatural y las debilidades de las capacidades alománticas, son dignos de admiración. Especialmente cuando comprendes su mecánica y eso te ayuda a imaginar con más realismo las acciones de los personajes. El sistema de magia es una maravilla, sí.
Ahora, más que un "pero" voy a poner un "sin embargo". Sin embargo, lo mejor que tiene la alomancia no es el sistema mágico en sí, sino el modo en que su existencia ha configurado el pensamiento de quienes habitan en el Imperio Final. La magia no se esconde y su existencia ha determinado la ideología del mundo y la discrepancia en la forma de pensar entre quienes tienen los poderes y quienes carecen de ellos. El pobre ve alimento en la moneda que el alomántico lanza para impulsarse al cielo. Los botones de tu camisa son de madera, el metal puede ser usado contra ti.
Tu alomancia no te servirá contra los inquisidores de acero
Un adversario formidable
La debilidad del héroe es palpable. Sus limitaciones son abrumadoras en comparación con los dones del antagonista. Hay una razón por la que el Lord Legislador tiene el poder: nadie puede arrebatárselo. Todo en la novela, desde la ideología de los sometidos skaa hasta la rígida estructura de gobierno está construido de forma que no cesa de reforzar los ya sobrehumanos poderes del Lord Legislador. Hay quienes consideran imposible con salir airosos del golpe en el que se han involucrado. y solo uno cree que haya una oportunidad, mínima, de derrotar a este milenario dios.
He aquí una de las grandes figuras de la novela: su antagonista. Merece la pena leer la novela solo para comprobar si es posible derrocar al tirano; y si, llegado el momento, es aconsejable hacerlo.
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